A la hora de crear una identidad de marca, una de las preguntas más frecuentes que nos podemos hacer es el cómo elegir una tipografía acorde con lo que queremos transmitir. Y es que decidir entre un tipo de letra u otro puede ser crucial en el diseño gráfico, porque cada fuente transmite sensaciones distintas y definirá la personalidad de nuestra empresa.
Pero primero, ¿qué es exactamente una tipografía? Pues se trata del arte de diseñar la apariencia del texto, las letras, y organizar sus elementos. Todo con el objetivo de resaltar las ideas que queremos comunicar.
Como hemos comentado, las tipografías van a expresar diferentes emociones o estados de ánimo. Podemos elegir fuentes elegantes, divertidas, modernas, clásicas, simples… El número de opciones es casi infinito. Por eso, debemos escoger aquella que encaje más con nuestra marca y que refleje los efectos correctos.
También debemos tener en cuenta el sector al que pertenece nuestra marca porque dependiendo de cuál sea, tendremos que, por ejemplo, adecuarnos a una mayor o menor seriedad, lo que limitará nuestras opciones.
Consejos para escoger una buena fuente
Ya vemos que la elección de una tipografía puede ser un proceso complicado, pero hay una serie de consejos que podemos seguir para hacer esta tarea más sencilla.
Definir el contenido
El primer paso antes de elegir una fuente es el de definir cuál es el contenido para el que la vamos a utilizar. Debemos tener muy claro cómo es nuestra marca, para empezar a buscar la tipografía que mejor le vaya. Igualmente, hay que considerar el contexto, ya que no es lo mismo escoger tipografías para un logo que para un texto o un libro.
Observar a la competencia
Fijarnos en qué tipos de letra está usando nuestra competencia nos puede servir de guía para conocer cuáles son las tendencias que se llevan en nuestro sector. Además, también servirá para evitar que elijamos una tipografía muy parecida y diferenciarnos del resto de marcas.
Que sea legible
Algo que debemos tener muy en cuenta es la legibilidad del texto. Y es que, si queremos comunicar algo, los clientes tienen que ser capaces de leerlo. Cuanto más difícil sea de interpretar, más posibilidades habrá de que los lectores pierdan el interés en la marca. De nada sirve elegir un tipo de letra estético si no se entiende.
Por eso, para garantizar que el mensaje sea legible, debemos tener en cuenta el tamaño de la letra, que no sea muy pequeño y fuerce la vista de los clientes, o que sea muy grande y los abrume.
Claridad y simplicidad
El gran número de fuentes que existen nos puede atosigar a la hora de seleccionar y nos podemos dejar guiar por las cosas que más nos llaman la atención. Pero lo mejor es que nos decantemos por opciones que sean claras y simples, que no tengan elementos que distraigan demasiado y perjudiquen a lo que queremos transmitir.
Menos, es más
Tenemos que ser coherentes en nuestros diseños, por eso no debemos utilizar más de una o dos tipografías diferentes. Lo mejor es tener un tipo de letra para los títulos y otra para el cuerpo del texto. Eso sí, dentro de una familia tipográfica podemos experimentar y probar a combinar letras que se complementen.
Buscar la letra adecuada
Para buscar una tipografía, podemos acudir a alguno de los cientos de directorios que existen en Internet y desde los que nos podemos descargar diferentes fuentes. Existen páginas que son de pago y para las que necesitaremos una licencia, pero también las hay gratuitas.
Entre todos los sitios web disponibles, tenemos, por ejemplo, a Google Fonts, una librería completamente gratuita con 1.483 familias topográficas que podemos explorar libremente. Además, el año pasado incorporó la herramienta Google Fonts Knowledge, que enseña conocimientos básicos acerca del diseño de tipografías y es completamente gratis.
Google Fonts Knowledge, la nueva herramienta que te ayuda a escoger la tipografía correcta
Como vemos, elegir una tipografía es un paso muy importante a la hora de definir nuestra identidad de marca. Debemos cuidar cada detalle de nuestro diseño si queremos transmitir nuestras ideas correctamente y que el público se quede con nosotros. Para asegurar que así sea, podemos consultar a expertos para que nos ayuden en el momento de diseñar nuestra imagen.